viernes, 24 de julio de 2009

Mi casa es un Picasso!

Desde que nací, mi madre de alguna manera siempre supo que yo tenía mano de artista. Me dejaba pintar cuantas cosas encontrara, incluso a temprana edad me había inscripto en la "Escolhina de Arte".
Durante la enseñanza primaria y secundaria del colegio donde cursaba, los compañeros siempre se aprovechaban de mí y en las materias de Artes Plásticas formaba una hilera de carpetas sobre mi mesa (pedidos de mis compañeros) para que pintara con distintas técnicas a fin de que la profesora no se diera cuenta de que todas eran hechas por mí.
Hoy día soy madre de dos nenas. La mayor (3 años) creo que heredó cierto gusto a la pintura aunque por otro lado me confunde el hecho de que a todos los niños les gusta pintar a esa edad. Como también soy muralista, desde que mi hija nació, su habitación siempre ha tenido distintos dibujos cambiando cada temporada a medida que va creciendo.
Cierto día, salí un rato de casa y volví no mucho después. Sorpresa! Mi sala, mi dormitorio, mi cocina, el pasillo, el dormitorio de las nenas.. toda la casa estaba PINTADA! con... me cuesta decirlo aún!.. crayola !.
Me dejaron pasmada y las nenas me miraban fijo esperando que mi reacción fuese positiva pues, enseguida me dí cuenta que lo hicieron con "amor" porque saben que me encanta pintar paredes. Surgió la primera palabra: "Te gusta mami?"... Contuve todo el aliento y solo atiné decir "Me gusta amor".. No pude evitar.. Tuve que sentarlas a las dos (porque la mas chiquita creo que fue su ayudante más fiel) y explicarles que si bien me encantó lo que hicieron, las paredes no deben pintarse, que para eso existen cuadernos, libros para pintar (tenían todas de sobra!).
Lo que no me esperaba el batallón de respuesta a mi reacción: "pero mami, vos pintas la pared".. "Sí hijita pero es mi trabajo, es diferente eso"... "y nuestro trabajo tambien es mami".. "Sí hija pero a mí me pagan por pintar"... "En serio mami? entonces vas a pagarnos?".. era interminable!! jamás ganaba yo la batalla!.
Hasta que me levanté y les dije "Está mal lo que hicieron pero cuando quieran pintar algo deben avisarme y les daré un espacio"... Como el silencio ya reinaba pensé que había alcanzado el triunfo de la discusión hasta que se acercan de nuevo a mí a decirme: "entonces avisa vos tambien cuando queres pintar nuestra pieza" y se fueron a su dormitorio.
Una tiene 3 años y otra 2, que es solo su compinche en todas las locuras que hacen. Me asusta! Cómo será la adolescencia??. La madre debe generar respeto pero.. así discuten a esa edad?? qué me depara en el futuro?? debo armarme para todas las peleas venideras?.
Solo sé que en ese instante ya estoy construyendo mentalmente sus piezas cuando cumplan 13 años hasta los 20: ENJAULADAS!.
Los padres a veces somos muy sobreprotectores y tambien esperamos que los hijos sean tal como queremos que sean.. olvidamos una herramienta muy importante; por más que los críemos bajo reglas nuestras, ellos ya nacieron con una personalidad propia.
No me enojé mucho por el tema de que mi adorada casa está pintada de todos los colores, incluso hasta hoy día están intactas las paredes (volver a pintar todo no resulta nada barato por lo que me conformo como la tengo). Pero cada vez que miro esas paredes, una sonrisa rebosa en mis labios pensando en la suerte que tengo de tener a dos hermosas nenas con la mente abierta de querer aprovechar con todo su niñez.
Hay veces que mis nenas se acercan a pedirme que conmigo quieren pintar, tocando mis pinturas, pinceles (son todas caras, no es para jugar, y cuando hay pedidos, no puedo arriesgarme) por lo que les digo que no, que mas tarde, que debo trabajar.
Olvido por completo que la niñez pasa volando! que estas chiquillas mías un día ya no querrán pintar conmigo, que cuando yo lo quiera hacerlo ya tendrán sus propias cosas que hacer. Siempre dejamos pasar todo para el DESPUES. Pero... existe realmente el "después"?
Creo que la niñez es la etapa más corta del ser humano y quienes tienen la dicha de disfrutar esa etapa con sus hijos, deben aprovechar al máximo cada minuto, cada día, cuando son chiquitos. Es el único período en que todavía podemos disfrutar su tierna infancia, donde a ratos quieren estar con nosotros.
Si te encuentras trabajando o viendo una buena película o leyendo un buen libro y tus hijos/as o hermanitos/as se acercan a ti a pedirte que hagas algo, ya sea pintar con ellos, leerles un cuento o simplemente estar un rato a su lado para jugar, haz el esfuerzo y abandona esos pequeños minutos solo para dedicarte a ellos/as con todo tu cariño. Son esos momentos que quedarán grabados en su memoria, en su corazón. No las películas, no los libros, no tus trabajos, sino TU COMPAÑÍA.
Asi que... con todo orgullo lo digo: MI CASA ES UN PICASSO.
Las amo nenas de mi vida... (por favor traten de no pintar a los perros).

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